Castelfiorentino - Pisa

Mañana de escapismo viral. A la salida de Castelfiorentino, un carril que esquiva la carretera nos permite adentrarnos en la vía Francígena. La vía asoma desde un estrecho carril robado al trigo, el camino se ensancha ante la piedra dura y las ruedas serpentean sobre la arena suelta. Los perros son cobardes y las Vespas desterradas de la ciudad. S. Miniato con su plaza triangular a vista de Google, nos ofrece un descanso de bebida isotónica en envase no retornable. La plaza alberga un demente motín de excursionistas, que no quieren volver al autobús. Almuerzo de supermercado en puente Cappiano para seguir hacia Lucca.

La plaza de Lucca tiende a la cuadratura del círculo. Las torres de alguno de los edificios asoman por toda la ciudad. Un afamado aficionado a la fotografía de cámara desechable, mutila en nuestro retrato el campanario del Duomo. Detrás podemos ver a sus hijos. Lucca es una ciudad abierta y amurallada.

Camino a Pisa seguimos el río desde la ribera, llanteamos lúbricas cámaras, cruzamos lejanas estaciones de tren y bordeamos ordenadas huertas al asalto de un Tedesco italiano. Llegamos a la Torre.

En Pisa encontramos un hotel barato a tan sólo 3 minutos de la Torre, desayuno y fumigado, no incluidos.